Pensamos en la palabra globalización e inmediatamente
nos referimos a los tiempos modernos.
Y, sin lugar a dudas no conocemos nuestra historia y que lo digan los mercaderes de La Ruta de la Seda que transportaban y comerciaban productos desde Xian en la China hasta Roma, pasando por numerosos pueblos.
Fue La Ruta de la Seda una vía, no sólo de comercio,
sino también de transmisión de religiones y filosofías.
En el siglo XVI eran ya un imperio que abarcaba gran parte de América, y, sus ansias por más tierras, por tierras vírgenes los llevaron al Pacífico y específicamente a las Filipinas.
Ya en Manila existía un reino, que los españoles anexaron a sus territorios.
Construyeron el puerto de Manila, desde donde salían galeones españoles hacia Méjico.
Se establece, pues, una ruta comercial que iba de Manila hasta el Puerto de Acapulco en Méjico, se atravesaba por tierra este país para luego volverse
a embarcar hacia el Puerto de Sevilla.
El barco y la ruta usadas para este transporte se conocen como
el Galeón de Manila.
En la China, por otro lado, se especializan cada vez más en el bordado, cuyas técnicas llegan a perfeccionarse de forma espectacular.
La corte china empieza demandando piezas bordadas de manera exquisita para sus vestidos, lo cual impulsa la industria y especialización en el pueblo chino.
Se decía que: " Una mujer que no sabe bordar, no es apta
para ser considerada para casarse."
Es en la ciudad de Cantón que se forman los primeros sindicatos de artesanos bordadores y es allí donde empiezan a bordar cuadrados de seda para la exportación.
Y son estos cuadrados de seda, los que llegan a través del comercio del Galeón de Manila a Sevilla, Méjico y Perú, que empiezan a gustar para cubrirse los hombros.
Es por el galeón que llega a puerto,
Al principio los mantones eran bordados con diseños chinos, dragones, ave fénix, peonias, etc. y de forma increíble en una época en que se necesitaban meses para hacer llegar un mensaje que los artesanos chinos van cambiando sus diseños para sus clientes las españolas y latinas.
Se dejan de lado las pagodas, los dragones y se empiezan a bordar rosas y flores más comunes en los países de occidente.
Una de las cosas que más fascinaba a las occidentales
era la combinación de colores brillantes y llamativos.
Y cada mantón llevaba un mensaje implícito en su bordado:
Las rosas significan secreto,
las violetas, pureza,
las margaritas, impaciencia y
los girasoles, lealtad, entre otras.
Ya en España y como herencia de la cultura árabe,
se le empiezan a tejer los flecos
en las técnicas de macramé y el crochet.
Y es con el tiempo que la industria de fabricación, bordado y tejido de flecos empieza a realizarse en talleres en España.
A principios del siglo XX la moda inglesa influye muy fuertemente en la moda española.
Los colores se vuelven opacos y grises y empiezan a dejarse de usar , los mantones.
Y, es cuando las bailaoras de flamenco, retoman esta maravillosa pieza y la incorporan a sus bailes. La técnica de baile con el mantón es sumamente difícil por ser de un gran tamaño y con flecos y debe ser manejada como una extensión del cuerpo.
Hoy en día, las jóvenes están volviendo a usar los bellos mantones para las ferias.
Lucen esta maravillosa pieza y se enorgullecen de ella.
Reina de España, doña Leticia
El Mantón de Manila, una pieza que además de ser una obra de arte con su bordado y flecos, es además una pieza que nos demuestra la increíble capacidad del hombre a adaptarse y a comunicarse, aún a pesar de estar a miles de millas náuticas el artesano del cliente.
Cómo un artesano de un país de culturas muy distintas, pudo bordar con delicadeza los gustos de las mujeres occidentales y pudieron mantener una relación comercial estable por muchos años?
Algo que me maravilla y me hace pensar en el poder del hombre para comunicarse.